La guerra es la continuación de la política por otros medios


La guerra es la continuación de la política por otros medios, nunca frase más sabia

FERNANDO MOYANO

(Autor de la nota, no de la frase)

"¿Para qué necesita Uruguay un Ejército? ¿Quién es el enemigo de Uruguay? ¿Lo va a invadir Argentina, lo va a invadir Brasil?"

Hizo la pregunta Oscar Arias, presidente de Costa Rica. Y saltaron de todos lados, los blancos, el Ñato FH, y hasta un compañero Alberto "siempre antimilico" que no conozco y que escribe a Posta Porteña. Pero el único argumento es porque lo dijo Arias.

Como dijo Vaz Ferreira, evadir la crítica a las ideas sustituyéndola por la crítica a las PERSONAS que las dicen, es la forma más cretina de evadir la lucha de ideas.

NADIE CONTESTA LAS PREGUNTAS. ¿Para qué Uruguay necesita un ejército? No es necesario que venga uno de Costa Rica porque eso mismo se pregunta cualquiera en Uruguay desde siempre, y nadie da una respuesta coherente.

De modo que quien calla otorga. Uruguay no precisa un ejército. Y todas las respuestas complicadas y elucubraciones de por qué viene este tipo con la idea, si hace mandados y qué puede haber atrás, etc. no llevan a NADA, mientras no se intente responder al tema de fondo.

Los yanquis están detrás de Arias, Arias quiere desmantelar el ejército. ¿Y?

Cuando los Sandinistas tomaron el poder, los yanquis vieron que era mejor descomprimir y buscaron sustituir las dictaduras militares del continente por democracias burguesas. ¿Acaso era correcto sostener las dictaduras?

Costa Rica, lo mismo que Uruguay, es un estado tapón. Desde el punto de vista burgués, las fuerzas armadas de Costa Rica no importan demasiado, y se pueden suprimir, lo mismo en Uruguay. Eso es lo que dice Arias. Pero que él lo diga desde un punto de vista burgués no invalida el hecho evidente de que las fuerzas armadas uruguayas son una patota genocida. El imperio maneja dos opciones, de lo que se trata es de tener una perspectiva propia.

El Ñato, los blancos, etc. ponen el grito en el cielo porque Arias da una opinión sobre Uruguay (como Mujica opina sobre Colombia o sobre Cuba), y dicen que es una “intervención”. ¡Parece que mandar fuerzas armadas a Haití no lo es!

Voy a los argumentos de Alberto.

"Se trata de una amenaza velada a Mujica". "Unas FFAA bajo dirección y control de un tupamaro representan un peligro en potencia para los yanquis".

¿Amenaza de qué? ¿Qué peligro representa Mujica para el imperialismo yanqui? ¿Las FFAA uruguayas son un peligro en potencia para los yanquis (!), o para cualquier otro que no sea el pueblo uruguayo? ¿Mujica de verdad las dirige y controla, o tal vez pueda llegar a hacerlo? Y suponiendo que eso ocurriese, ¿serían acaso más peligrosas para los yanquis con ese comandante?

"Peligro de que les hagan lavado de cerebro, que les metan jóvenes tupas, que las saneen, que las comanden y dirijan ex guerrilleros..."

¿Lavado de cerebro con qué, con las ideas de Mujica?

Lo que hay detrás de estas especulaciones, en definitiva, es la idea de que deberíamos tener unas fuerzas armadas anti-imperialistas.

Primero habría que tener UNA POLÍTICA ANTI-IMPERIALISTA.

Como sabemos, estas fuerzas armadas han sido formadas de cabo a rabo por el imperialismo y responden estructuralmente en un todo a la política militar de los yanquis y a su doctrina. Por ejemplo, en las llamadas "misiones de paz" en las que forman parte de la "policía planetaria" del imperialismo. El caso de la intervención en Haití es vergonzoso. Siempre fue así. En cuanto a la política de Mujica, es totalmente pro-imperialista, peor el remedio que la enfermedad. Lo que quiere es vender el país, pagar la deuda externa, etc.

Estas FFAA no se pueden sanear, es imposible. Pero aún si se pudiese, Mujica es el más cerrado opositor a sanearlas. Habría que comenzar por encarcelar a todos los violadores de Derechos Humanos, y quiere exactamente lo contrario.

¿FFAA para oponerse a una invasión yanqui? ¡Pero si las FFAA son la invasión yanqui!!!!

Pero supongamos que quisiésemos y consiguiésemos tener un ejército popular revolucionario guerrillero (cosa absolutamente impensable a partir de estas FFAA). ¿Lo van a dirigir los ex-tupas? ¿Los que fracasaron como guerrilleros?

La guerrilla tupamara fracasó porque quiso construir un movimiento armado sin haber construido el movimiento político de base. Lo que hace Mujica hoy es tomar como base la política que ya existe, la política burguesa, el estado capitalista. Su proyecto de "defensa" es defender eso.

¿Qué sería tener una política anti-imperialista? Si algo demostró la historia del siglo XX es que el anti-imperialismo no se puede basar en el nacionalismo burgués. Pero ¿qué quiere decir este término tan de la "vieja y repetida" teoría marxista, dirían algunos? Quiere decir exactamente eso de "soldados de mi patria" y "unidad nacional".

Y no son especulaciones teóricas. Esa "alianza" de los guerrilleros nacionalistas con los militares fascistas ya ocurrió. Fue la colaboración en 1972 de Fernández Huidobro y una fracción del MLN con los militares que estaban preparando el golpe de estado. Fue hecha estando presos e intentando mejorar en algo esa situación, pero a cambio de aportar a un programa de reformas capitalistas que sirvió a la táctica golpista, e información para operativos de terrorismo de estado contra delitos económicos, además de bloquear de hecho posibles fugas de presos (y varios están muertos) y presionar al resto del aparato guerrillero aún operativo para que capitulase. Hasta allí es lo que sabemos.

Esa colaboración con el fascismo podría estar justificada (aunque nunca en todo eso) por la situación límite de esos presos políticos que obliga a una comprensión humana. Pero si así fuese, hubiese cesado cuando esos presos dejaron de estarlo, y éstos se hubiesen transformado en los más decididos combatientes sociales en la denuncia de esos crímenes, como lo son hoy muchos otros compañeros ex-presos, pero no estos que hacen exactamente lo contrario.

Podría también decirse que la condición de fascistas de esos militares no estaba clara, y que esa fracción de presos políticos actuó de buena fe. De nuevo, si así fuese los hechos posteriores, la dictadura sangrienta y reaccionaria que sobrevino, les hubiese hecho ver su trágico error. Y no estarían repitiendo lo mismo hoy.

¿Cuál sería el camino para tener una defensa armada revolucionaria real contra una agresión imperialista? Sin duda, no estos milicos, ni siquiera como punto de partida.

¿Serviría para algo un servicio militar obligatorio, que es lo que propone Alberto? ¡Serviría a los reaccionarios!

No hay ninguna duda que el pueblo uruguayo estaría espontáneamente en CONTRA de esa posibilidad. ¿Estaríamos para obligar a nuestro pueblo A LA FUERZA, mandando a la cárcel a los que se nieguen? Pues métanme a mí a la cárcel, pues yo sería uno de los que trataría de organizar la resistencia a ese mecanismo reaccionario. La defensa de un país dentro del esquema del dominio burgués es la defensa del dominio burgués. Como siempre, le dicen "patria", no le van a decir sistema de explotación.

Para tener una defensa anti-imperialista tenemos que empezar por tener una política anti-imperialista. Para eso tenemos que romper y dejar totalmente atrás la ideología del nacionalismo burgués. Y con eso también toda esta estupidez reaccionaria de la "defensa de la patria", tenemos que romper con la concepción militarista de la vida que se expresa en las ideas ridículas de Lucía, por ejemplo, que dice que el servicio militar serviría para que los pibes se hagan la cama y no dependan de la mamá, o del Pepe de que así se combate a la pasta base. ¿Qué diferencia hay entre estos disparates y lo de las duchas y peluquerías de Lacalle?

Vayamos a lo único que importa. Uruguay no va a tener, ni ahora ni en mucho tiempo, unas fuerzas armadas anti-imperialistas. Por mi parte creo que Uruguay como tal en un proyecto revolucionario anti-imperialista ni siquiera puede plantearse una existencia política por separado, ni hablar de fuerzas armadas. Cada peso para milicos y armamento es un peso menos a la educación, salud, vivienda, o comida a los indigentes. Y esa es otra forma por la cual ESTE ejército que tenemos sigue matando a uruguayos, los mata por quitarle recursos imprescindibles para la vida.

Un millón de dólares diarios sale mantener a estas fuerzas armadas inútiles. Saldría mucho más si nos ponemos a reponer el parque obsoleto o fuera de servicio. Ese parque es noticia solamente por los robos de armas, o accidentes fatales por trabajar con equipos defectuosos o por no saber operarlos. Y ese es el presupuesto militar que se sabe. Hasta hace muy poco ni siquiera había registro de los fondos que obtienen por otras actividades que podrían ser hechas mejor, más barato y aprovechable por entidades civiles. Gran parte de ese gasto se va en las "misiones de paz" pro-imperialistas (donde han protagonizado casos de abusos sexuales contra menores, y volvieron al país trayendo SIDA a cambio), y ni siquiera se nos permite conocer el destino de lo que tarde y mal aporta la ONU. Son cobijo de asesinos del pasado, pero los siguen produciendo en el presente. Alcanza con ver los casos de violencia doméstica que protagonizan cotidianamente, de los que solo se conocen los casos que revientan. Y además las actividades encubiertas de espionaje sobre la población, que nunca cesaron. Todo ejército pretoriano SIEMPRE es un estado dentro de otro estado, y un estado clandestino.

Y en las condiciones actuales, que es la única realidad que existe, ¿estaríamos mejor o peor si no tuviésemos NINGÚN ejército ni "guardia nacional", si fuésemos un país completamente desarmado? Hay que veces que para tener algo positivo es necesario pasar por cero.

Para defensa del territorio en vez del militarismo es mucho mejor el criterio de Frugoni de la defensa civil, sin fuerzas armadas. Era un socialdemócrata, cierto. Pero en este punto es mucho más avanzado que estos "revolucionarios-reaccionarios" del "nacionalismo" pro-imperialista. La verdadera seguridad de un país la da la fuerza de sus instituciones sociales. El pueblo no va a pelear voluntariamente por un sistema que es su enemigo. Empecemos por destinar ese millón diario de dólares a mejorar la vida de la gente y llegado el caso podría haber algo que defender

Dice Alberto que "el pueblo queda en bolas, desprotegido ante enemigos exteriores".

¡Mejor que ahora estaríamos! ¡Mejor con el arco vacío que con goles en contra! El pueblo está desprotegido ante ese enemigo interior.

Pero para hablar en serio de esa "desprotección" del exterior volvemos al principio: ¿Quién es el enemigo de Uruguay? ¿Lo va a invadir Argentina, lo va a invadir Brasil?

Los yanquis ya nos invadieron, y su invasión son estas fuerzas armadas. Y con Argentina y Brasil tenemos que construir PRIMERO la unidad entre los pueblos, y no la confrontación entre ejércitos. Cuanto más militaricemos de nuestro lado lo que vamos a conseguir es facilitarles el trabajo y darles excusas a los militaristas de esos otros lados, que ellos sí son un peligro y muy serio tanto para nosotros como para nuestros pueblos hermanos. Y ni que hablar que la "batalla" estaría más que perdida antes de empezar.

En definitiva:

· La derrota del movimiento revolucionario de los 60, facilitada en parte por las debilidades conceptuales que tenía.

· La incapacidad de esa izquierda revolucionaria de trabajar políticamente en las nuevas condiciones del presente.

· La cooptación burguesa tanto de la izquierda reformista como de los restos de la izquierda revolucionaria, para formar un nuevo "partido del orden" burgués, hoy.

· Y la culminación de todo esto en el insensato proyecto de Mujica de hacer cargar sobre los hombros del pueblo la mochila militar, aumentando todavía más ese millón de dólares diario tirado al mar.

AHÍ tenemos una oportunidad política. Llevado por sus compromisos inconfesables con el militarismo genocida, el gobierno está cometiendo un error político grave, un error estratégico, tal vez el único realmente serio de este tiempo.

Para pegar en este flanco abierto es IMPRESCINDIBLE que rompamos completamente con toda esa estúpida ideología "patriótica", demasiado daño nos ha hecho. Hay que dar esta batalla dese el punto de vista del antimilitarismo elemental del pueblo uruguayo, desde el punto de vista de la sensatez presupuestal doméstica de quién se niega a gastar en "seguridad" lo que no tiene para comer.

Basta de muertos en los hospitales por falta de recursos, basta de falta de trabajo por falta de inversión pública productiva, basta de derroche insensato. BASTA DE "SOLDADOS DE LA PATRIA".


Después de mí, el golpe preventivo


-- CARTA A BRECHA --

ANDRÉS OLIVETTI - FERNANDO MOYANO


1. A CONFESIÓN DE PARTE RELEVO DE PRUEBA

En artículos divulgados por distintos medios quisimos exponer la idea de que el gobierno del FA es un gobierno SOCIALDEMÓCRATA, y que sigue el clásico ciclo que termina en una crisis política a la que sigue una nueva etapa de gobiernos de la derecha dura. Teníamos la intención de desarrollar este concepto en base al análisis que hizo en su momento Rosa Luxemburgo sobre el primer ciclo socialdemócrata de la historia, la República de Weimer en Alemania. Rosa, que fue asesinada por ese gobierno socialdemócrata, había previsto lo que pasó después, cuando la socialdemocracia fue barrida por el ascenso del nazismo. Pero la actualidad política puso en la agenda el tema de las fuerzas armadas y ese desarrollo quedó pendiente. Este otro tema debería llevar bastante. ¿Y con con lo otro en qué quedamos, podremos terminarlo algún día?

Mujica se encargó de solucionarnos ambos problemas a la vez. Explicó, mucho mejor de lo que podríamos hacerlo nosotros, cuál es la naturaleza de su gobierno, cómo va a terminar, y para qué quiere a las fuerzas armadas Con un claridad y brevedad que nos ahorra casi todo el trabajo. Veamos lo que dijo:

“… todas las luchas del pueblo uruguayo, por mejorar, por distribuir mejor, se va a poner a prueba, no sé cuándo, algún día, cuanto más lejos mejor, cuando alguna crisis mundial nos traiga una crisis de reparto. Y en esa hora tendrá un inmenso valor que los cuerpos armados de nuestro país obliguen a respetar la democracia, a que no existan aventuras, a que tengamos las tensiones que tengamos que tener, pero sin cataclismos institucionales… porque en las crisis de reparto, en las grandes crisis sociales, obviamente, las instituciones a los ojos de mucha gente pierden valor práctico, porque la penuria tiende a obnubilar la visión de las grandes masas… ¿Cuál es la última garantía en una sociedad, del juego y de la existencia institucional de la democracia de derecho que conocemos?... La verdadera garantía para una nación es que sus cuerpos armados, en los grandes momentos de tensión, cuiden y respeten el funcionamiento institucional"

Igual que Mujica, llamamos socialdemócratas a los gobiernos de partidos de programa burgués y base obrera, que quieren mantener el sistema de explotación capitalista y "mejorarlo" por la vía de "distribuir mejor", atender a ciertas reivindicaciones que alivien en algún grado las penurias de las grandes masasy al tiempo busquen el desarrollo del capitalismo, la inversión privada y la rentabilidad de las empresas. Se trata de una forma de redistribución parcial del plusvalor y formas de gestión política que pueda actuar de amortiguador de las contradicciones sociales, cuando estas pueden resultar peligrosas para el propósito de sostener el capitalismo.

Queda claro que esos gobiernos son posibles solamente en determinadas coyunturas históricas que están siempre limitadas. Políticamente la socialdemocracia es "el plan de emergencia" de la burguesía.

Uruguay conoció un "pequeño estado de bienestar" de tipo keynesiano en el segundo batllismo, pero fue un gobierno netamente burgués y no socialdemócrata estrictamente hablando. "Alguna crisis mundial" lo barrió del mapa, y sobrevivieron años de gobiernos regresivos (concentración del capital y empobrecimiento de los trabajadores).

La crisis política de ese ciclo burgués regresivo -que tuvo su punto de peligro en el 2002- se resolvió dando paso al gobierno del FA (un partido de base obrero-popular que asciende por el impulso de todas las luchas del pueblo uruguayo) adecuando para ello su programa en forma netamente burguesa para el sostenimiento y promoción del capitalismo. Esto se combina, como en toda socialdemocracia, con alguna forma de contención mínima de las tensiones sociales (plan de emergencia, negociación colectiva) y una forma de redistribución DENTRO de los trabajadores (reforma tributaria) que permite un cierto alivio de los sectores más sumergidos SIN AFECTAR a la masa de plusvalor extraída (que incluso crece). Comparativamente es un modelo más regresivo que el batllismo porque ocurre en condiciones del capitalismo mundial que son más duras y dan menos margen de maniobra. Pero desde el punto de vista simbólico aparece como más progresivo, por la carga política y emocional de ser producto de las luchas del pueblo uruguayo, y porque se lo compara con los gobiernos neoliberales precedentes.

No "alguna crisis mundial" sino la crisis actual que no se ha revertido y se profundiza, anuncia el fin de este pequeño ciclo. El alivio de las condiciones de dependencia estructural vino por factores coyunturales, básicamente el aumento de los precios internacionales de nuestros productos de exportación, pero no hay ni aumento físico ni diversificación de la producción, al contrario. Cuando ese beneficio en los precios internacionales se revierta el peso de la deuda externa más abultada aún, la mayor vulnerabilidad que se toma con el modelo forestal, etc., nos van a traer "una crisis de reparto". Es decir, el fin del modelo de mínima redistribución que es uno de los factores que hizo posible este ciclo de socialdemocracia muy desteñida de por sí. ¿Aguantarán los factores políticos y simbólicos ellos solitos en esas grandes crisis sociales?

Esa es la pregunta que se hace Mujica, porque la penuria tiende a obnubilar la visión de las grandes masas, que tal vez ya no estén tan dispuestas a creer en instituciones [burguesas] que pierden valor práctico a sus ojos. Es previsible que la lucha de clases se recrudezca, con grandes momentos de tensión. Él es conciente de que la política de reparto que es propia de la socialdemocracia tiene sus límites, puede existir en tanto sea funcional al capitalismo como mecanismo de contención de la rebelión de los explotados (mientra las grandes masas crean en las instituciones). Y sabe que su tiempo se termina.

Y hace un "análisis marxista al revés". Todos los elementos clave figuran en su planteo: contradicciones de clases, leyes del capitalismo, crisis, penuria de las grandes masas. Pero la conclusión está invertida, lo que hay que hacer es IMPEDIR una revolución social.

Si fuese un representante de la izquierda reformista que quiere superar al capitalismo gradualmente y por la vía pacífica, propondría eliminar las fuerzas armadas, como hizo Frugoni en su momento. Si fuese un revolucionario plantearía aprovechar la crisis para un cambio, porque para eso son las crisis. Pero Mujica NO QUIERE salirse del capitalismo, ni tampoco correr el riesgo de que las grandes masas lo hagan por su cuenta. No quiere ningún cambio, y la crisis es para él un factor de peligro. Su preocupación principal  -y lo dice a texto expreso- es dar una GARANTÍA a la burguesía (local o imperial) de que ese cambio no va a ocurrir. Mujica está allí para EVITAR el cambio mientras esté, pero también en tanto pueda entregar la casa en orden cuando se vaya.

Y la garantía que le piden los dueños de casa (Mujica es solamente un inquino temporario) es la misma de siempre. Decía el emperador romano Septimio Severo: "Tengan satisfechos a los soldados, y olviden todo lo demás".

Se deja de vueltas y va al grano. Como vemos aquí ya no hay nada sobre la pretendida "defensa nacional", la hipótesis de conflicto que maneja es de un futuro enfrentamiento INTERNO y no con un enemigo exterior.

Sobre las posibles "funciones agregadas" de las fuerzas armadas, se han ido planteando tantas que más que preguntar  "¿para qué sirven las fuerzas armadas?" la pregunta sería ¿para qué NO SIRVEN? La lista sin acabar va incluyendo: guerra a los narcos, perseguir pesqueros piratas, misiones en el exterior para mantener la "paz mundial", auxilio en situaciones de emergencia como ser inundaciones, cuidar los materiales para casas a construir, rehabilitación de drogadictos por el servicio militar, tareas auxiliares de transporte, guardia perimetral en cárceles, funciones protocolares y guardias de honor, contribuir a la formación de los escolares si quieren subirse a los tanques (propuesta del senador Saravia), "organizar" (no se sabe bien qué, pero siempre se les atribuye esa capacidad), guerra a la pobreza (tampoco sabemos cómo). A estas funciones materiales hay que agregarles las de orden espiritual que plantean los propios militares, sostener el "Valor, Disciplina, Lealtad, Honor y Patria". Por suerte ahora Mujica deja también de lado este planteo polifuncional o multiuso de las fuerzas armadas. Como dijimos, va al grano.

Su función sería que cuiden y respeten el funcionamiento institucional, que es precisamente lo contrario a lo que han hecho. Ante esto argumenta Mujica, prosiguiendo con su marxismo al revés:

"No consideramos que los responsables de los golpes de Estado sean directamente los cuerpos armados, en el fondo hay otros factores que juegan, pero esos factores hondos, si se quedan sin instrumento práctico, serán fuerzas negativas de nuestra sociedad, pero no mucho más".

O sea: que los cuerpos represivos no actúan de por sí, sino como agentes de la clase dominante.


2. LA TÁCTICA DE MUJICA

Sería tonto escuchar a Mujica sin tratar de comprenderlo, quedarse en el rechazo a sus formas folclóricas sin percibir su propuesta racional más allá de eso. Como buen pragmático, sus ideas giran siempre en torno a la TÁCTICA, entendiendo por esto la "astucia de la jugada". Por ejemplo, lo de liberar a los "viejitos" no es en realidad una cuestión de humanismo sino una jugada para impedir que los fascistas tengan un mártir que termine siendo un símbolo para ellos. Y así con todo, el juego de Mujica es una abundancia de movimientos tácticos. Pero ¿sobre qué estrategia?

Sería muy importante abordar una discusión seria de los aspectos de ESTRATEGIA y TÁCTICA y qué lugar ocupa cada cosa. Hay veces que se cae en el RECHAZO a toda consideración táctica, a la que se la toma por oportunismo, y se tiende a definir la política solamente en función de principios generales rígidos. Esto  puede conducir a limitaciones políticas graves.

Mujica sabe que eso de que las fuerzas armadas son "profesionales" o neutrales es un cuento, y que las "instituciones" que defienden es simplemente un eufemismo para decir que defienden el capitalismo. Pero el que plantee que las fuerzas armadas están para defender el capitalismo no tiene nada de extraño, ya que él se ha proclamado abiertamente como partidario del capitalismo. Nada tiene de raro que reivindique el papel del PERRO GUARDIÁN, que es exactamente lo que hace ("Los tenemos como a un perro peligroso, atado al fondo") y proponga soltar al perro, porque él también es guardián de lo mismo que guarda el perro.

Pero vayamos a su propuesta táctica. Consiste en buscar la "completa integración" de los cuerpos armados, incluso a la vida política, incluso a la partidización de los militares. Si hay blancos y colorados, buscar que haya frenteamplistas. Su táctica, una vez más, es dividirlos y apostar a los "militares progresistas", la misma apuesta que vimos hace 40 años y que tuvo resultados nefastos, la misma apuesta que ABRIÓ LAS PUERTAS AL GOLPE DE ESTADO. Esta movida táctica se integra a todas sus otras movidas.

Utilizar las empresas capitalistas para desarrollar el país, utilizar las inversiones extranjeras para que haya más empresas capitalistas, utilizar los acuerdos con el imperialismo para que vengan más inversores, etc. En todas estas astucias, entra una astucia más. Utilizar a las fuerzas armadas para que el capitalismo sea más estable y ofrezca más garantías. Para ello, para poder manejar al perro peligroso, tratamos de ganarlo para nosotros. Y para ello adaptamos la política a lo que es lógico y aceptable para ese perro guardián. Les ofrecemos aumentos de sueldos, liberar a los torturadores, que se explayen en las misiones en el exterior, que ganen espacios en la sociedad... Sin lugar a dudas con esa política aparecerán los militares que estarán de acuerdo con el Frente Amplio, ya que el Frente Amplio ahora está de acuerdo con los militares.

Como siempre, la astucia tiene resultados. Los militares fascistas recrudecieron su defensa de Doctrina de la Seguridad Nacional, y la movida táctica logró una división... en el Frente Amplio.

Llegado el caso, las fuerzas armadas servirán para obligar a las masas obnubiladas a respetar las instituciones.

Esta película ya la vimos. Fue la de los Comunicados 4 y 7, la de "llevar la lucha de clases a los cuarteles". La idea de "integrar" las fuerzas armadas tampoco es nueva, en 1985 se llamaba "reinsertarlas". Y como dijo el gral. Rapella en ese momento, los que se tienen que reinsertar son los civiles. La estrategia de Mujica es reinsertar -o integrar- el gobierno del Frente Amplio al esquema guerra de contrainsurgencia de los militares.

Sacar una calandria de un huevo de serpiente

Sacar una calandria de un huevo de serpiente

“La guerra de todo el pueblo” de Bayardi

Brecha, 09/04/10, publica una entrevista a José Bayardi, ex ministro de “defensa”:  “La guerra de todo el pueblo”.


“… está planteada como estrategia la… organización de la resistencia nacional, la guerra de todo el pueblo”


- Esto supone armar a los civiles- dice el periodista.


- Está bien –dice Bayardi- … un ejército regular, que es pequeño, que puede resistir poco (unas 24 o 48 horas), en un momento se desdobla y pasa a ser una fuerza irregular y lleva adelante una… guerra de guerrillas contra el ocupante… los cuadros militares son los que tienen la capacidad de conducir la resistencia organizada de todo el pueblo…”.


El resto de la entrevista gira en torno a “resolver el hiato entre la sociedad civil y las Fuerzas Armadas… la distancia entre FFAA y la mayoría de la población [dada la] actuación de aquellas en la pasada dictadura”.  


La realidad más allá de teorías


Recordemos que quien dice esto fue MINISTRO DE DEFENSA en casi todo el período de Tabaré porque también lo fue en la realidad en tiempos de Azucena. En nota de Mariana Contreras en la misma Brecha se menciona que…


"… en un encuentro entre militares y autoridades durante la pasada administración, el entonces subsecretario de Defensa, José Bayardi, se sorprendió al enterarse de que el Ejército tenía su estrategia antiterrorista, con sus propias hipótesis de conflicto y formas de resolución que el ministerio desconocía, y que canceló apenas conocer. En esa forma casi autónoma de analizar y definir estrategias –propia de las burocracias..."


No había mucho de que sorprenderse pues es bien sabido que los planes estratégicos de “nuestras” FFAA no dependen del despacho ministerial sino de su dependencia del aparato militar imperial, la “Escuela de las Américas” y sucesores, el Comando Sur, la operación UNITAS, los ejercicios antisubversivos con asesores yanquis, y ahora las “misiones de paz” que pagan cerca de un tercio de su presupuesto. La otra fuente extra-presupuestal son los recursos de los servicios civiles apropiados en forma ilegal de que ya hablamos. De esa forma el presupuesto de “defensa” real es mucho mayor al formal, y Uruguay es uno de los países más militarizados del mundo en proporción de gastos militares sobre el PBI.


Es “autonomía” respecto del gobierno civil, pero la idea de que el gobierno comanda la totalidad del estado es una ilusión y lo mismo la idea de los “estados nacionales”, que en realidad son PIEZAS de un SISTEMA INTERESTATAL que tiene sus  propias líneas de fuerza. (Concepto desarrollado en profundidad por Immanuel Wallerstein). Conocemos el ejemplo de los Bancos Centrales que forman una estructura internacional autónoma de los gobiernos. Las Fuerzas Armadas son un punto de esa estructura en que la EXTERNALIDAD de los gobiernos políticos nacionales es más clara, en estos países del patio trasero yanqui.


La inercia burocrática a la que se refiere el artículo de Mariana Contreras, existe, claro que sí, y dicta la política real de “defensa” que se IMPONE sobre el gobierno civil, como fue evidente cuando el Frente Amplio se dio vuelta como una media en su actitud ante la ocupación militar de Haití ni bien empezó a ser gobierno. No se animó a cancelar esa fuente de recursos, entrenamiento, canalización de carreras militares, horas de vuelo necesarias para los pilotos, etc. cuya continuidad ya tenían decidido los militares. No existen aquí unas fuerzas armadas SUBORDINADAS al poder civil.


Pero ese pesado aparato permanece porque es funcional a la dependencia REAL de estas fuerzas armadas respecto del aparato militar imperial y dicta su doctrina de “guerra antisubversiva” que sigue vigente.


El proyecto fantasioso de un ejército guerrillero de defensa nacional


La idea de que la ÚNICA posibilidad de resistir una invasión extranjera sería por medio de una guerra de guerrillas es tan vieja como Artigas. La invasión portuguesa ha sido siempre la referencia histórica en este tema, se encontró con tres años de resistencia montonera. 


La incapacidad de resistencia un ejército convencional pequeño, mal armado, mal entrenado y además aislado de la población es bien evidente. Cuando en 1971 la dictadura miliar brasileña se sintió amenazada por un posible triunfo electoral del Frente Amplio, hicieron un plan de invasión de contingencia. El marxista brasileño Paulo Schilling desarrolló entonces la idea de que de emprender esa aventura bélica, Brasil encontraría una resistencia popular que a largo plazo le rebotaría internamente en desgaste político, social y económico que precipitaría la derrota de los invasores.


Bayardi no hace más que reconocer este hecho, y además reconoce también el total divorcio –que en la entrevista llaman “hiato”- entre la NECESIDAD y la REALIDAD de lo que existe. No es original en eso, sí lo es en la forma en que propone resolver el problema.


Un ejército regular totalmente incapaz de contener al enemigo presenta combate durante un día o dos, y es derrotado.


Luego, los oficiales del ejército derrotado (los cobardes y desertores es de suponer, porque los valientes estarían muertos o prisioneros) se ponen a armar un ejército guerrillero.


Y se presentan ante el pueblo que quiere resistir al invasor -que los odia desde siempre- y pretenden dar órdenes basados en su condición de militares de carrera, pero pasando por alto el hecho de que acaban de ser derrotados. 


Si acaso alguien los aceptase, lo que no es probable, su concepto de la guerra propio de militares de carrera sería totalmente contrario a lo que se debería poner en juego. Para empezar, ya su concepto de disciplina se daría de patadas con la nueva realidad.  


Es mucho más probable –y el ejemplo de los tiempos de Artigas ya lo mostró- que esos oficiales se pongan a favor del ejército invasor, si no lo estuvieron desde antes y como cuerpo colaborando el Ejército mismo con la invasión.


También nos dice ese ejemplo de la Historia que la derrota efectiva de los invasores partió de una fuerza militar desde un plano regional no limitado al concepto estrecho de la Banda Oriental por separado. Y no puede ser de otra manera, mucho menos en el presente, porque el SISTEMA DE RESISTENCIA y contraofensiva popular es TAMBIÉN internacional, como lo es el sistema imperialista.


De la región tomamos el ejemplo de un ejército regular derrotado por el enemigo y la conducta de los oficiales, la guerra de las Malvinas.


La dictadura militar argentina que ya había entrado en declive, utilizó los sentimientos nacionalistas del pueblo, incluso posiciones anti-imperialistas de buena fe, para desviar la rebelión popular que surgía. Y se lanzó a una aventura bélica criminal. ¿Qué vimos allí?


No solo el Uruguay tiene fuerzas armadas inútiles para la defensa territorial frente a una potencia militar moderna. Argentina, con una fuerza militar mucho mayor, no pudo hacer gran cosa.


Se demostró que la dependencia en tecnología militar de los mismos centros imperialistas conduce a pelear “en la cancha del enemigo” en el aspecto tecnológico, y a consecuencia también en lo táctico.


El ejército de conscriptos –la solución que algunos proponen de servicio militar obligatorio- demostró ser inadecuado.


La oficialidad “patriótica” no peleó. Pero lo peor fue la combinación de esa cobardía con la actitud de despotismo criminal hacia la tropa tratando de salvarse ellos sacrificando a sus hombres. Esto es consecuencia de la formación militar fascista que reciben, tanto allá como acá.


En Irak que tenía el 4º ejército del mundo vimos lo mismo que en Argentina, la inevitable derrota de un ejército convencional en un enfrenamiento con la fuerza militar imperialista. Y como también lo vemos allí, los yanquis encontraron ese mismo problema que Schilling preveía para Brasil.


Luego de la derrota de Argentina se podría haber planteado el desmantelamiento de las Fuerzas Armadas que cargaban con el oprobio del terrorismo de estado, y ahora además demostraban que ni para la guerra sirven. Hoy mismo el problema está planteado, porque el gobierno argentino acaba de admitir que la fuerza armada no es el camino que plantea para recuperar las Malvinas, y entonces ¿para qué las fuerzas armadas? Pero hubiese sido y sería necesario que la izquierda argentina hubiese rechazado la aventura bélica, Y TODO EL TRASFONDO DE LA IDEOLOGIA NACIONALISTA. No se puede construir una política de un día para el otro. Y como ya lo han dicho antes que nosotros y nos limitamos a recordarlo, la guerra es la continuación de la política por otros medios, no se puede sacar una guerra revolucionaria de una política contrarrevolucionaria que es lo que viene a pretender Bayardi.


Podemos llamar lumpen-política a esta forma de pensar superestructual y burocrática de una política que se supone vacía de contenido de clase, como cuestión instrumental. El caso de Bayardi es uno más, al ver el problema MILITAR como algo estrictamente técnico en que las clases sociales no participan. Y así surge esa idea de sacar una guerrilla popular anti-imperialista de un ejército pretoriano anti-popular, represivo y parasitario, brazo armado del imperialismo. Una guerra de pueblo conducida por sus enemigos.


En el terreno militar ese pensamiento desclasado es el PUTCHISMO, el aventurerismo armado. En un momento algunos sectores de la izquierda supusieron que podía saltearse la construcción clasista política y orgánica de una guerra popular, y lanzarla como un operativo básicamente militar. Hoy esta idea de Bayardi es algo similar. Se ha llegando al gobierno por asimilación a la política burguesa, no solo no construyendo sino además desarmando la política clasista. Y ahora, desde arriba –un arriba meramente formal y no real en caso de las fuerzas armadas- y por un golpe de timón, se piensa que se puede copar la estructura militar existente y cambiarle el contenido.  


Estas fuerzas armadas son estructuralmente y doctrinariamente CONTRAINSURGENTES y seguirán siéndolo. Ese “hiato” es el abismo de la lucha de clases. 


Nacionalismo y clasismo vistos en la concepción de la guerra 


La intervención circunstancial de Óscar Arias (motivada por un afán carrerista y queriendo ganar puntos como “pacifista”) puso de relieve algunas cosas.


Aunque Arias habla de “la abolición del ejército uruguayo", si tenemos en cuenta que pone el ejemplo de Costa Rica vemos que en realidad propone una reducción o reformulación y cambio de nombre de los cuerpos represivos subordinados a la estrategia yanqui, y no una abolición real.


A su vez los que saltaron a responderle desde la izquierda o la derecha lo hacen desde el punto de vista del nacionalismo burgués y hablan de “injerencia”. Al mismo tiempo apoyan la intervención militar en Haití (lo mismo que Arias). Son partidarios de mantener estas fuerzas armadas hipertrofiadas TAMBIÉN subordinadas a la estrategia yanqui que tiene un eje en esas “misiones de paz” que son en realidad una POLICÍA PLANETARIA al servicio del mantenimiento del sistema capitalista (la “reconstrucción” de los países devastados en las que intervienen esas misiones es siempre sobre la base del negocio capitalista y las transnacionales, y el “mantenimiento del orden”).


Si tanto el “redimensionamiento” como el sobredimensionamiento militar son opciones de una misma estrategia imperial, es absurdo plantear que es “más anti-imperialista” una de ellas porque haya otro pro-imperialista que proponga la otra opción. En tanto la política militar uruguaya se mantenga en ese marco estratégico, la forma concreta en que eso se haga no hará perder el sueño a los imperialistas porque en realidad no es algo demasiado relevante. Para decirlo en términos más llanos: Uruguay no jode a nadie, no importa el tamaño de sus fuerzas armadas.


En cambio desde una política clasista este tema es muy relevante. No es lo mismo seguir cargando sobre las espaldas de este pueblo esa hipertrofia militar absurda y agobiante, que plantear su desmantelamiento real y completo. No es lo mismo caer en la trampa del nacionalismo y la justificación del militarismo que defender una idea verdaderamente popular e internacionalista.


La táctica incluye diferentes propuestas políticas y reivindicativas, pero debe tener siempre el apoyo estratégico firme de los conceptos programáticos generales. El desmantelamiento de las fuerzas armadas es un eje programático, como los otros de nuestro programa histórico.


Vamos a poner un ejemplo. Este es un año de discusión presupuestal y lucha previsible de los trabajadores. ¿Se destinarán los recursos necesarios a salud, educación, previsión social, recuperación del salario real, inversiones generadoras de empleo? Nuestras propuestas pueden ser muy correctas, pero ¿en que principios estratégicos estarán apoyadas? Por ejemplo, si aceptásemos que hay que pagar la deuda externa, nuestra lucha por recursos presupuestales estará apoyada en una baldosa floja, socavaremos nuestras propias reivindicaciones de destinar recursos a las áreas de la necesidad popular. Lo mismo pasa con el tema del presupuesto de “defensa”.


Mientras aceptemos la doctrina nacionalist
a de la “defensa nacional” según la cual las fuerzas armadas son “necesarias”,

Dos solados de la patria


Dos solados de la patria

Estimado Dr. Fasano.

Mientras esperábamos la publicación de una carta que oportunamente le enviásemos a propósito de una nota sobre el tema militar, Óscar Arias y Eleuterio Fernández Huidobro, nos dio por leer La República. Y encontramos una nota de otro Óscar, Lebel, un militar que se autotitula "Analista": La supresión de las FFAA en Costa Rica, un ejemplo irrepetible, martes 30 de marzo.

Hay dos conceptos allí que merecen ser comentados.

Tampoco podemos borrarlo porque no nos gustan los militares. En ese orden hay quienes no gustan de los escribanos, de los carpinteros o de los inspectores de tránsito. Con eso de liquidar a quienes no nos gusta, no queda nadie en Uruguay. Además queda la duda sobre quién echa a los que deben ser echados”.

Es de suponer que es el pueblo de este país en que debería decidir si quiere tener 50 mil carpinteros a costa del presupuesto nacional gastando un millón de dólares diarios y sin producir absolutamente nada, y cuando alguien plantea discutir el tema, si acaso son útiles, y si en vez de esto no sería mejor dedicar esos recursos a otra cosa y que ellos sigan viviendo pero como lo hace el resto de nosotros, se “indignan” y amenazan con hacernos un ataúd a cada uno, porque ellos dictan la “doctrina de la carpintería nacional”. ¿No es un poco excesivo?

Se está hablando de "reforma del Estado", y si los funcionarios deben ser o no inamovibles, es lógico preguntarse: ¿Por qué son inamovibles los militares? La verdadera pregunta es si debemos tener una justicia de los escribanos, una justicia de los carpinteros, etc. ¿Por qué una "justicia militar"? ¿Debemos tener a costa del presupuesto nacional un Hospital de los Inspectores de Tránsito?

En nuestro caso uno es analista (y no un militar que dice ser analista) y el otro profesor, podríamos proponer privilegios similares para nuestras profesiones a costillas del pueblo.

Lo que se propone aquí es discutir democráticamente el uso de los recursos que se destina a la llamada "defensa nacional" como a cualquier otra cosa. Los gremios de la enseñanza proponen que se destine a educación un determinado porcentaje del PBI, se recurre a los medios democráticos de discusión y decisión, y si no se gana nadie propone un golpe de estado de los profesores. LO MISMO debe ocurrir en este caso. “La duda sobre quién echa” no existe, debe ser decisión soberana de la República (no la de Fasano, la de todos). Si vamos por ejemplo a una Asamblea Nacional Constituyente y proponemos eliminar las fuerzas armadas, Óscar Lebel puede votar en contra ya que está en su derecho. Pero en cambio que nadie pueda decidir eliminar las fuerzas armadas porque los militares tienen decisión autónoma e inapelable sobre el tema, y eso es el criterio fascista del terrorismo de estado.

Luego hace Lebel una interpretación compartible o no sobre la historia de Costa Rica y su experiencia y dice que es “irrepetible”. Más allá de que no es cierto porque los ejemplos en el mundo de abolición de las fuerzas armadas son varios, lo que nos importa aquí es su conclusión. En resumidas cuentas, dice que Costa Rica pudo pudo prescindir de su ejército porque se subordinó políticamente a EEUU y contó con su protección militar. Luego pregunta: Si ese es el precio para desmantelar las FFAA, ¿vale la pena pagarlo?”

Estimado Fasano, como no encontramos en su periódico ni una línea acerca de las declaraciones fascistas, disparatadas e insolentes del Gral. Fernández presidente del Centro Militar el 6 de abril referidas a este tema, tal como que fue informado en otros medios, queremos contribuir al suyo haciéndole llegar la noticia. Los conceptos de los dos militares (Lebel y Ferández) coinciden estrictamente, dice Fernández que Costa Rica echó a sus militares merced a “una alianza que les permite ir subrogando un deber que es propio de las naciones libres y celosas de su independencia”.

El mismo militar en el mismo texto dice que los yanquis en el Uruguay dijeron que había que matar a todos los que ellos considerasen “subversivos”, y no le escuchamos ni antes ni ahora, ni a él ni a los otros, decir que eso fuese “impertinente”, “improcedente”, “inaceptable”. Esos son los asesores que de buena gana aceptan en la MISMA ALIANZA que mantienen estos militares uruguayos con el mismo imperio. Solamente le vienen a pasar ahora la factura a Mujica por no haberlo matado, y quieren que este país encima les agradezca que los muertos por ejecuciones, desapariciones forzadas, torturas y secuelas de la tortura hayan sido “solo” unos cientos y no la totalidad de los miles y miles de secuestrados y torturados por el terrorismo de estado.

Costa Rica sin ejército es colonia yanqui. Uruguay con ejército es también colonia yanqui. Más ensangrentada, por obra de esta banda de criminales que dice así cumplir con el “deber que es propio de las naciones libres y celosas de su independencia”.
Carta de Óscar Arias a Mujica

 
Estimados compas: 

Esta es la carta de Óscar Arias, presidente de Costa Rica, a Mujica, proponiendo que Uruguay elimine sus fuerzas armadas. Creemos que el tema es demasiado importante como para quedarse en la mentalidad pacata de solamente ver quién lo dice. Por eso divulgamos esta carta y a continuación una nuestra que hemos enviado al semanario Brecha. Nos proponemos contribuir a un debate serio sobre el tema e invitamos a todos a participar. 

En momentos en que el presidente de la República se propone incluso aumentar el gasto militar y además quiere excarcelar a los militares genocidas, el debate es imprescindible.
También es necesario contestarle al propio Óscar Arias y a cosas inaceptables que dice, como lo referido a Haití. Que muestra que hay dos maneras muy distintas de encarar el desmantelamiento de las fuerzas armadas, la nuestra es la que recogemos del mejor pensamiento antimilitarista uruguayo, Emilio Frugoni, Julio César Grauert y Carlos Quijano.
Salud
  ANDRÉS OLIVETTI  -  FERNANDO MOYANO
 
Excelentísimo señor Presidente: 

No le escribo hoy a don José Alberto Mujica Cordano, sino al "Pepe" revolucionario, a ese hombre que en medio del fango del horror, conservó siempre intacta la flor de la justicia; a ese soñador que no apagó la luz de la utopía, ni en el más oscuro rincón de su celda olvidada; a ese idealista que defendió, ante ofensas y amenazas, una fe inquebrantable en un futuro mejor para Uruguay y para América Latina. Le escribo al "Pepe" para decirle que queda todavía, en el morral del tiempo, una última utopía: la abolición del ejército uruguayo.
Mis palabras emergen del cariño y de la buena voluntad. Sé que no tengo ningún mandato sobre los destinos de su pueblo. No pretendo irrespetar la soberanía de una nación hermana. Tan sólo quiero brindar un consejo que veo escrito en el muro de la historia de la humanidad: los ejércitos son enemigos del desarrollo, enemigos de la paz, enemigos de la libertad y enemigos de la alegría. 

En gran parte del mundo, y sobre todo en América Latina, las fuerzas armadas han sido la fuente de la más ingrata memoria colectiva. Fue la bota militar la que pisoteó los derechos humanos en nuestra región. Fue la voz del general la que pronunció las más cruentas órdenes de captura contra estudiantes y artistas. Fue la mano del soldado la que disparó en la espalda del pueblo inocente. En el mejor de los escenarios, los ejércitos latinoamericanos han significado un gasto prohibitivo para nuestras economías. Y en el peor, han significado una trampa permanente para nuestras democracias. 

Uruguay no necesita un ejército. Su seguridad interna puede estar a cargo del cuerpo de policía, y su seguridad nacional no gana nada con un aparato militar que jamás será más poderoso que el de sus vecinos, que además son países democráticos. No importa cuánto invierta en sus fuerzas armadas, Uruguay no logrará ganar una carrera armamentista contra Brasil, Colombia, Argentina, Chile y Venezuela. En las circunstancias actuales, la indefensión es mejor política de seguridad nacional para su pueblo, que un aparato militar inferior al de sus vecinos. 

Lo digo por experiencia. Costa Rica fue el primer país en la historia en abolir su ejército y declararle la paz al mundo. Hace más de sesenta años, otro Pepe revolucionario, el Comandante José Figueres, decidió proscribir para siempre las fuerzas armadas de mi país. Desde entonces, los costarricenses no han vuelto a vivir una guerra. No han vuelto a derramar su sangre en un enfrentamiento civil. No han vuelto a temer un golpe de Estado, una dictadura o un régimen de persecución política. Mi pueblo vive en paz porque apostó a la vida; vive en paz porque confío en el poder de la razón para gobernar los impulsos de la violencia. 

Me dirá, querido amigo, que Costa Rica vive en medio de países pacíficos. Pero eso no fue siempre así. Hubo una época en que mi pueblo colindaba al norte y al sur con la dictadura. Hubo una época en que el silbido de la metralla sonaba muy cerca de nuestras fronteras. En lugar de tomar las armas, Costa Rica salió a luchar por la paz en Centroamérica. No nos hizo falta el ejército. Por el contrario, estar desmilitarizados nos permitió ser percibidos como aliados de todas las partes del conflicto. En verdad le digo que no ha habido decisión que más haya fortalecido la seguridad nacional costarricense, que la de eliminar el ejército.
Otros dos países latinoamericanos han seguido nuestro ejemplo: Panamá y Haití. En 1994, el Congreso panameño aprobó, por medio de una reforma constitucional, la abolición de las fuerzas armadas. Desde entonces, Costa Rica y Panamá comparten la frontera más pacífica del mundo. Y no es casualidad que sean, también, las dos economías más exitosas del istmo centroamericano. Porque el dinero que destinábamos a nuestros ejércitos, lo destinamos ahora a la educación de nuestros niños, a la salud de nuestros ciudadanos y a la competitividad de nuestras industrias y comercios. Hemos cosechado los dividendos de la paz, así como también los cosechó, aunque en menor medida, el pueblo de Haití, que con la abolición del ejército puso fin a un eterno rosario de golpes de Estado. 

¡Hay tantos mártires en la historia contra la tutela militar! Usted que padeció bajo el yugo de la opresión, tiene ahora la posibilidad de librar para siempre de ese yugo a los hijos del mañana. Cuando el futuro venga, en palabras de Mario Benedetti, "con su afilada hoja y su balanza, preguntando ante todo por los sueños, y luego por las patrias, los recuerdos y los recién nacidos", tenemos que saber qué le diremos. Tenemos que saber lo que hemos sido. Ojalá que ese futuro reconozca en usted, amigo Presidente, al "Pepe" revolucionario que declaró la paz al mundo y decretó sagrada la vida en Uruguay. 

Un abrazo fraterno, 

Óscar Arias Sánchez
Presidente de la República de Costa Rica

Carta a Brecha. Y la voz de Quijano


¿Y la voz de Quijano?
Estimados compañeros de Brecha:
Brecha, heredera de Marcha. Marcha, la extraordinaria creación de Quijano. Quijano, quien en 1930 propuso en el parlamento la eliminación de las fuerzas armadas, se opuso al aumento del presupuesto militar, y fue un consecuente antimilitarista toda su vida. Mucho antes que el gobierno de Figueres hiciese algo apenas parecido en Costa Rica.
Óscar Arias, presidente de Costa Rica, manifestó la opinión de que Uruguay debería eliminar sus fuerzas armadas, porque no tenemos enemigos o peligro de invasión que las justifiquen. Y aquí hay quienes dicen que es una “intromisión”. Lo dice la misma gente que al mismo tiempo discute en el parlamento una declaración sobre lo que ocurre en Cuba. Y al mismo tiempo que, por el voto de la misma gente en ese parlamento, se participa en una fuerza de ocupación militar en Haití. ¿Tendrán los haitianos derecho a opinar sobre la política militar de Uruguay, o sería eso una inaceptable intromisión de ellos en nuestros asuntos?
Creemos que es imprescindible una discusión seria sobre el tema de fondo, y la heredera de Marcha sería el primer lugar en que esa discusión debería ser planteada.
¿Necesita Uruguay fuerzas armadas? ¿Para qué? ¿Contra qué enemigos?
Cuando esta discusión se planteó cuando el primer gobierno de Sanguinetti la derecha saltó como resorte: “Esa es una maniobra de los Tupamaros, suprimir las fuerzas armadas para luego apoderarse del poder por la violencia”. ¿Dirán hoy lo mismo?
Dice Mujica que las fuerzas armadas cargan una pesada mochila del pasado y que es necesario ¡crear el AFECTO del pueblo por “sus” fuerzas armadas!
Quien carga la pesada mochila de estas fuerzas armadas inútiles para la defensa territorial, es el pueblo uruguayo que paga un millón de dólares diarios por el presupuesto militar, que se resta a las necesidades más carenciadas: educación, salud, vivienda, inversión pública productiva. Y el presidente todavía pretende aumentar más ese presupuesto militar.
Fuerzas armadas que siguen sin responder por su terrorífica deuda con la sociedad. Y el mismo presidente se empeña en buscar mecanismos para que esa situación se perpetúe. ¿Aceptaremos aumentar todavía más el presupuesto militar, y que ADEMÁS sigan cobijando criminales de lesa humanidad?
¿Cuál ha sido el rol real de las FFAA en nuestro país? ¿Cuál es el rol que se les quiere asignar, por ejemplo por gente como Lacalle? ¿No son acaso los pequeños “estados-tapón” como el nuestro los que han seguido el camino de la supresión de las FFAA? ¿Han tenido problemas de defensa, o han tenido ventajas en la supresión de ese gasto inútil? ¿Qué balance sacamos sobre la vergonzosa participación de Uruguay en las llamadas “misiones de paz”? ¿Acaso no se ha servido directamente a una mayor penetración ilegítima de los yanquis en Haití?
Esta discusión no empieza hoy. Hay precedentes importantes, y muchos actores han opinado al respecto con distintas posiciones. Pero también han opinado –dolorosamente- los hechos.
Hoy es inaceptable que nuevamente se vuelva con los planteos sobre “militares nacionalistas” o “progresistas” o de “unidad nacional” con los “soldados de la patria”. Más inaceptable aún que vuelvan con lo mismo, los mismos que de esa misma manera colaboraron ayer con la maniobra confusionista del terrorismo de estado emergente. ¡Y que hoy le quieran endosar a esa institución terrorista no solo la deuda sino además nuevos créditos!
Si estas páginas son de alguna forma herederas de las páginas de Quijano, queremos que sobre este tema hable Quijano:
"No creo de ninguna manera en la utilidad y necesidad del actual ejército nacional, que me parece una organización retrógrada y reaccionaria; y me parece que el mantenimiento de esa organización, a base de sueldos altos conspiraría contra el progreso del país... mi posición es radicalmente contraria a este presupuesto, para ir a la supresión del ejército nacional”.

Carta a La República sobre Fernández Huidobro vs Óscar Arias


¿Otra vez la misma historia?

Sr Director de La República
Dr. F.Fasano Martens

En su edición del día de hoy 27 de marzo se reproducen declaraciones del senador Fernández, un usual colaborador de ese periódico, referidas a la opinión de Óscar Arias, presidente de Costa Rica, de que Uruguay debería eliminar sus fuerzas armadas.

Se trata de una nota en pg. 4, no firmada (y asumimos por lo tanto que la responsabilidad es editorial), titulada "Rechazo en Uruguay al planteo de Arias sobre eliminación de las FFAA".

La opinión de EFH de que Arias "está haciendo mandados a alguien" resulta más que curiosa, viniendo de quién se ha pasado todo este tiempo haciendo mandados a los militares. Y no solo en este tiempo (véase por ejemplo su papel en 1972 precisamente de mandadero documentado en varias fuentes por ejemplo "Fugas" de Samuel Blixen). Las opiniones cerradamente pro-militaristas de EFH son bien conocidas y no vale la pena detenerse en ellas.

Pero el motivo de dirigirme a Ud. no es ese, sino esta frase que se incluye en la nota y que no está entrecomillada:

"En Uruguay, no existen antecedentes que provinieran de algún ámbito político, académico o social que propusiera la abolición del estamento militar".

Extraña tal afirmación viniendo, directa o indirectamente, de una persona que ha estudiado con dedicación la historia política uruguaya.

Existen tres iniciativas parlamentarias bien notorias de eliminación de las FFAA, siendo sus autores en tres momentos diferentes nada menos que Emilio Frugoni, Julio César Grauert, y Carlos Quijano. La propuesta además ha sido sustentada por un amplio espectro político, académico y social. El antimilitarismo, el sano antimilitarismo, el antimilitarismo que cae por su propio peso, es de larga tradición en Uruguay. Quijano es uno de sus exponentes más lúcidos, pero también podemos mencionar a Carlos Real de Azúa, Miguel Soler Roca, etc. La iniciativa de desmantelar las FFAA como horizonte programático fue considerada y aprobada en el Congreso del PIT-CNT de 1987, sin ir más lejos; que no se avanzase luego en esa dirección es otra historia. El antimilitarismo existe en Uruguay incluso entre los militares, si bien no siempre en una forma tan radical (Pedro Montañez, Víctor Licandro, etc.).

Vamos a citar a Quijano en setiembre de 1930, en la Cámara de Representantes, mucho antes de la eliminación del ejército en Costa Rica por el gobierno de Figueres en 1948:

"No creo de ninguna manera en la utilidad y necesidad del actual ejército nacional, que me parece una organización retrógrada y reaccionaria; y me parece que el mantenimiento de esa organización, a base de sueldos altos conspiraría contra el progreso del país... mi posición es radicalmente contraria a este presupuesto, para ir a la supresión del ejército nacional o a otra organización distinta".... "Si el doctor Manini me obligara a elegir entre una organización militar ciudadana semejante a la de Suiza o semejante a la que Jaurés propuso para el ejército francés, yo le diría que, de acuerdo con el principio democrático, me quedaría con la organización ciudadana y no con el ejército mercenario". (Citado por Gullermo Chifflet en la revista Alfaguara, "No perder la razón de vivir", junio de 2000, pero existen numerosas fuentes sobre esto, por ejemplo el libro "El joven Quijano" de Caetano y Rila).

La posición de Emilio Frugoni sobre el tema es ampliamente conocida. Sostenía que la defensa de un país se basa en su solidez social. Un pueblo hambriento y carenciado en escuelas, hospitales, y fuentes de trabajo no puede defenderse, y mantener un oneroso ejército lo debilita y no lo fortalece. Su caracterización de las FFAA la hizo en su personal estilo: "Perros que ladran a los de afuera y muerden a los de adentro".

Dr. Fasano, nadie está libre del error, y por buen periodista que se sea siempre se deslizan inexactitudes. Sin embargo, esta es muy grave. Más aún por el momento en que ocurre.

Porque hoy desde filas de la izquierda se intenta reeditar la "unidad nacional" con esa institución retrograda y reaccionaria, orientación que tan dolorosos resultados trajo en el pasado. Con el hecho singular de que son los mismos promotores de aquella nefasta política de ayer los que hoy, además, buscan liberar a los mismos autores de crímenes de lesa humanidad que actuaron haciendo uso de los créditos de "soldados de la patria" que "alguien" les endosó haciéndoles el mandado.

La primera vez fue tragedia, y hoy es farsa. Pero ni Hegel hubiese previsto que serían los mismos actores.

FERNANDO MOYANO