Dos solados de la patria


Dos solados de la patria

Estimado Dr. Fasano.

Mientras esperábamos la publicación de una carta que oportunamente le enviásemos a propósito de una nota sobre el tema militar, Óscar Arias y Eleuterio Fernández Huidobro, nos dio por leer La República. Y encontramos una nota de otro Óscar, Lebel, un militar que se autotitula "Analista": La supresión de las FFAA en Costa Rica, un ejemplo irrepetible, martes 30 de marzo.

Hay dos conceptos allí que merecen ser comentados.

Tampoco podemos borrarlo porque no nos gustan los militares. En ese orden hay quienes no gustan de los escribanos, de los carpinteros o de los inspectores de tránsito. Con eso de liquidar a quienes no nos gusta, no queda nadie en Uruguay. Además queda la duda sobre quién echa a los que deben ser echados”.

Es de suponer que es el pueblo de este país en que debería decidir si quiere tener 50 mil carpinteros a costa del presupuesto nacional gastando un millón de dólares diarios y sin producir absolutamente nada, y cuando alguien plantea discutir el tema, si acaso son útiles, y si en vez de esto no sería mejor dedicar esos recursos a otra cosa y que ellos sigan viviendo pero como lo hace el resto de nosotros, se “indignan” y amenazan con hacernos un ataúd a cada uno, porque ellos dictan la “doctrina de la carpintería nacional”. ¿No es un poco excesivo?

Se está hablando de "reforma del Estado", y si los funcionarios deben ser o no inamovibles, es lógico preguntarse: ¿Por qué son inamovibles los militares? La verdadera pregunta es si debemos tener una justicia de los escribanos, una justicia de los carpinteros, etc. ¿Por qué una "justicia militar"? ¿Debemos tener a costa del presupuesto nacional un Hospital de los Inspectores de Tránsito?

En nuestro caso uno es analista (y no un militar que dice ser analista) y el otro profesor, podríamos proponer privilegios similares para nuestras profesiones a costillas del pueblo.

Lo que se propone aquí es discutir democráticamente el uso de los recursos que se destina a la llamada "defensa nacional" como a cualquier otra cosa. Los gremios de la enseñanza proponen que se destine a educación un determinado porcentaje del PBI, se recurre a los medios democráticos de discusión y decisión, y si no se gana nadie propone un golpe de estado de los profesores. LO MISMO debe ocurrir en este caso. “La duda sobre quién echa” no existe, debe ser decisión soberana de la República (no la de Fasano, la de todos). Si vamos por ejemplo a una Asamblea Nacional Constituyente y proponemos eliminar las fuerzas armadas, Óscar Lebel puede votar en contra ya que está en su derecho. Pero en cambio que nadie pueda decidir eliminar las fuerzas armadas porque los militares tienen decisión autónoma e inapelable sobre el tema, y eso es el criterio fascista del terrorismo de estado.

Luego hace Lebel una interpretación compartible o no sobre la historia de Costa Rica y su experiencia y dice que es “irrepetible”. Más allá de que no es cierto porque los ejemplos en el mundo de abolición de las fuerzas armadas son varios, lo que nos importa aquí es su conclusión. En resumidas cuentas, dice que Costa Rica pudo pudo prescindir de su ejército porque se subordinó políticamente a EEUU y contó con su protección militar. Luego pregunta: Si ese es el precio para desmantelar las FFAA, ¿vale la pena pagarlo?”

Estimado Fasano, como no encontramos en su periódico ni una línea acerca de las declaraciones fascistas, disparatadas e insolentes del Gral. Fernández presidente del Centro Militar el 6 de abril referidas a este tema, tal como que fue informado en otros medios, queremos contribuir al suyo haciéndole llegar la noticia. Los conceptos de los dos militares (Lebel y Ferández) coinciden estrictamente, dice Fernández que Costa Rica echó a sus militares merced a “una alianza que les permite ir subrogando un deber que es propio de las naciones libres y celosas de su independencia”.

El mismo militar en el mismo texto dice que los yanquis en el Uruguay dijeron que había que matar a todos los que ellos considerasen “subversivos”, y no le escuchamos ni antes ni ahora, ni a él ni a los otros, decir que eso fuese “impertinente”, “improcedente”, “inaceptable”. Esos son los asesores que de buena gana aceptan en la MISMA ALIANZA que mantienen estos militares uruguayos con el mismo imperio. Solamente le vienen a pasar ahora la factura a Mujica por no haberlo matado, y quieren que este país encima les agradezca que los muertos por ejecuciones, desapariciones forzadas, torturas y secuelas de la tortura hayan sido “solo” unos cientos y no la totalidad de los miles y miles de secuestrados y torturados por el terrorismo de estado.

Costa Rica sin ejército es colonia yanqui. Uruguay con ejército es también colonia yanqui. Más ensangrentada, por obra de esta banda de criminales que dice así cumplir con el “deber que es propio de las naciones libres y celosas de su independencia”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario