Carta a La República sobre Fernández Huidobro vs Óscar Arias


¿Otra vez la misma historia?

Sr Director de La República
Dr. F.Fasano Martens

En su edición del día de hoy 27 de marzo se reproducen declaraciones del senador Fernández, un usual colaborador de ese periódico, referidas a la opinión de Óscar Arias, presidente de Costa Rica, de que Uruguay debería eliminar sus fuerzas armadas.

Se trata de una nota en pg. 4, no firmada (y asumimos por lo tanto que la responsabilidad es editorial), titulada "Rechazo en Uruguay al planteo de Arias sobre eliminación de las FFAA".

La opinión de EFH de que Arias "está haciendo mandados a alguien" resulta más que curiosa, viniendo de quién se ha pasado todo este tiempo haciendo mandados a los militares. Y no solo en este tiempo (véase por ejemplo su papel en 1972 precisamente de mandadero documentado en varias fuentes por ejemplo "Fugas" de Samuel Blixen). Las opiniones cerradamente pro-militaristas de EFH son bien conocidas y no vale la pena detenerse en ellas.

Pero el motivo de dirigirme a Ud. no es ese, sino esta frase que se incluye en la nota y que no está entrecomillada:

"En Uruguay, no existen antecedentes que provinieran de algún ámbito político, académico o social que propusiera la abolición del estamento militar".

Extraña tal afirmación viniendo, directa o indirectamente, de una persona que ha estudiado con dedicación la historia política uruguaya.

Existen tres iniciativas parlamentarias bien notorias de eliminación de las FFAA, siendo sus autores en tres momentos diferentes nada menos que Emilio Frugoni, Julio César Grauert, y Carlos Quijano. La propuesta además ha sido sustentada por un amplio espectro político, académico y social. El antimilitarismo, el sano antimilitarismo, el antimilitarismo que cae por su propio peso, es de larga tradición en Uruguay. Quijano es uno de sus exponentes más lúcidos, pero también podemos mencionar a Carlos Real de Azúa, Miguel Soler Roca, etc. La iniciativa de desmantelar las FFAA como horizonte programático fue considerada y aprobada en el Congreso del PIT-CNT de 1987, sin ir más lejos; que no se avanzase luego en esa dirección es otra historia. El antimilitarismo existe en Uruguay incluso entre los militares, si bien no siempre en una forma tan radical (Pedro Montañez, Víctor Licandro, etc.).

Vamos a citar a Quijano en setiembre de 1930, en la Cámara de Representantes, mucho antes de la eliminación del ejército en Costa Rica por el gobierno de Figueres en 1948:

"No creo de ninguna manera en la utilidad y necesidad del actual ejército nacional, que me parece una organización retrógrada y reaccionaria; y me parece que el mantenimiento de esa organización, a base de sueldos altos conspiraría contra el progreso del país... mi posición es radicalmente contraria a este presupuesto, para ir a la supresión del ejército nacional o a otra organización distinta".... "Si el doctor Manini me obligara a elegir entre una organización militar ciudadana semejante a la de Suiza o semejante a la que Jaurés propuso para el ejército francés, yo le diría que, de acuerdo con el principio democrático, me quedaría con la organización ciudadana y no con el ejército mercenario". (Citado por Gullermo Chifflet en la revista Alfaguara, "No perder la razón de vivir", junio de 2000, pero existen numerosas fuentes sobre esto, por ejemplo el libro "El joven Quijano" de Caetano y Rila).

La posición de Emilio Frugoni sobre el tema es ampliamente conocida. Sostenía que la defensa de un país se basa en su solidez social. Un pueblo hambriento y carenciado en escuelas, hospitales, y fuentes de trabajo no puede defenderse, y mantener un oneroso ejército lo debilita y no lo fortalece. Su caracterización de las FFAA la hizo en su personal estilo: "Perros que ladran a los de afuera y muerden a los de adentro".

Dr. Fasano, nadie está libre del error, y por buen periodista que se sea siempre se deslizan inexactitudes. Sin embargo, esta es muy grave. Más aún por el momento en que ocurre.

Porque hoy desde filas de la izquierda se intenta reeditar la "unidad nacional" con esa institución retrograda y reaccionaria, orientación que tan dolorosos resultados trajo en el pasado. Con el hecho singular de que son los mismos promotores de aquella nefasta política de ayer los que hoy, además, buscan liberar a los mismos autores de crímenes de lesa humanidad que actuaron haciendo uso de los créditos de "soldados de la patria" que "alguien" les endosó haciéndoles el mandado.

La primera vez fue tragedia, y hoy es farsa. Pero ni Hegel hubiese previsto que serían los mismos actores.

FERNANDO MOYANO

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